Laburando.

Tras quince días en mi nuevo curro, vengo a contaros que ¡¡sigo viva!! Bueno, sólo a medias...

Por partes... Digo que sólo a medias, porque tengo un catarrazo (bastante) considerable, alojado en el pecho (el jodío, anda que no sabe!) y yo creo que es culpa de la gente que va a la clínica donde yo levanto el país... Vamos a ver... Si tu vienes, porque el resfríado que hace días tenías en la garganta ahora lo tienes en el pecho y te duele/molesta más de lo que debería, ¡coño, no te empeñes en compartirlo! ¡Se egoísta, quedatelo para ti...! Pues no... La gente está empeñada en compartir sus virus con la pobre incauta que hay detrás del mostrador de recepción y, mientras te está diciendo que quiere ver al medico de cabecera y te cuenta los sintomas que le llevan por el camino de la amargura, de manera invisible (a veces) los pequeños cabroncetes de los viruses, cruzan la distancia que nos separa ambos y ¡¡ZAS!! Kenya, que debe tener las defensas a la altura del betún, con trancazo... Ahora parezco una mezcla extraña entre Darth Vader y el señor que dobla a Bruce Willis, que ahora no recuerdo como se llama...

Y con respecto a lo que es el trabajo en si, consiste en coger el teléfono, (y no, no tengo diadema con microfono) dar citas a los pacientes, pasar las tarjetas de las compañías aseguradoras (que no sabía yo que había tantas, ¡la virgen!) cobrar a las que van por privado y cositas asi... El horario que tengo es de 16:30 a 21 o 21:30 en semanas alteras, y un sábado al mes de 8 a 14... Lo que me resulta gracioso de todo esto es que después de quince días que llevo ya, fue el jueves, y después de que me lo explicaran mis compañeras, cuando se dignaron a contarme el horario que tenía, porque en la cutre-entrevista que me hicieron, la tía, no tenía ni pajolera idea de nada y se dedicó a contarme cosas al tun-tun, sin ningún tipo de orden, ni sentido, menos mal, que una es un poquito espabilada (a veces) y se entera de las cosas... Al menos de las importantes...

Más cosas... La gente, en general, es bastante maja, tenemos a Polluela (siempre cariñosamente y, palabras textuales "es que cuando tengo cariño a alguien siempre los llamo polluelos" ¡Pues con eso te has quedado, bonita...!) que es mi compañera de fatigas tras la trinchera de recepción, la que me ha enseñado ha llevar a cabo mis funciones, a la que acribillo a preguntas cuando me asaltan las dudas y la que me pone al día (o sobre aviso en algún caso) sobre las rarezas/curiosidades del personal medico del centro. Tenemos también a Cari-Cari (no se me ocurre otro nombre y, como Polluela la llama así a veces pues ala!) que es la recepcionista del turno de mañana y con la que sólo coincido en los cambios de turno y si llego demasiado pronto, aunque estuve con ella los dos días que fui por la mañana, super maja la tía... Tenemos también a Auxiliar (si, soy poco original, pero estoy mala, entenderlo... xD) que es la que ayuda en todas las consultas en las que se la requiere, por lo que se pasa el día sin parar (ah! haber elegido muuette... ) con esta coincido todos los días y por último a Colorines, es la fisio de tarde y la voy a llamar así porque ayer me hizo mucha gracia probando todos los rotuladores fluorescentes a ver cual (coño) pintaba... Parece bastante seca, pero luego tiene sus puntos, Polluela (que está como las maracas de Machín) no se lleva bien con ella, es esto mismo lo que la hace ganar puntos en mi escala de intereses... (muahahaa...)

Resumiendo, en estos días he aprendido/recordado varias cosas: la primera que he recordado es el porque tengo tanta tirria a los medicos, la segunda que las apariencias, a veces, engañan y he aprendido que, en el fondo (muy en el fondo) pertenecer a la Seguridad Social y no a ningun seguro privado, mola... ¡Soy diferente!

Bruce... Yoo soy tu madreeee..... (Si, después de esto toca sesión de sofá, manta y peli...)